Revivint Alcúdia


Notíces històriques del mes de juny

2016-06-13 16:46

30 de juny de 1683.

Llegó notíca de que la tripulación de una fragata berberisca había ido al santuario de Ntra. Sra. de la Victoria, de Alcudia, y había cautivado al donado, la donada y otra mujer; se apoderaron los moros de los ornamentos sacerdotales y otros efectos, y cortaron un brazo al niño Jesús, que llevaba en los suyos la imagen de la Virgen.


13 de juny de 1714.

Se recibió aviso de Banyalbufar de donde se descubria una armada cuyo rumbo era, al parecer, de Barcelona a la bahía de Palma, el mismo dia apareció la escuadra frente al predio Santa Ponça y, como algunas de sus galeras tratasen de reconocer las marinas, fueron rechazadas a cañonazos.  Sabido el caso por el Virrey, dispuso que su regimiento, el de los alemanes, los fusileros y la caballeria marchasen a aquel punto a proteger los desembarcados y mandó a Lluchmayor el de La Sala, dejando 100 hombres con un capitan, un alférez y el mayor destinados a aumentar la guarnición de Alcudia.  El 15 de junio, dividida la armada enemiga en varios grupos que tomaron diversos rumbos por razón del viento, ordenó el marqués de Rubí que volviesen a Palma los alemanes y los fusileros y que feueran a Alcudia su regimiento y la caballeria, en razón a temerse que la escuadra enemiga se dirigiese al puerto de aquella ciudad.


16 de juny de 1714.

Llegaron a Alcudia la caballeria y el regimiento del Virrey y, a pesar del gran cansancio dispuso el coronel aleman Roor, que el mayor de Rubí, con 100 hombres marchase a Alcanada y el capintan don Diego Ochando, con otros 100 a Tacaritx y Manresa; cerca de las 12 de la noche se tuvo en Alcudia la notícia de haber desembarcado las fuerzas invasoras en Cala Ferrera.


19 de juny de 1714

Llegado el caballero D'Asfeld con su ejército frente a los muros de Alcudia, se le dispararon algunos cañonazos des de la plaza.  A las 5 de la tarde el general sitiador despachó un tambor con una carta para el comandante de las fuerzas de la guarnición, exigiendo su sumisión al Rey D. Felipe V.  El gobernador o comandante D. Francisco Tomás contestó que al dia siguiente volveria la respuesta; llavaron este mensaje el rector y dos vecinos de Alcudia, los cuales dijeron a D'Asfeld que al otro dia se entregaria la plaza siendo así que Tomás no les había manifestado semejante cosa ni les había conferido tal facultad.  Repuso D'Asfeld que, al amanecer del siguiente, saliesen dos oficiales para tratar del modo como debía ejecutarse la entrega.  Por la noche se celebró consejo de guerra en el que se resolvió que que, no hallándose la plaza en estado de defensa por carecer de pertrechos y provisiones de todas clases, y siendo además el espíritu de la población contrario, se entrase en tratos con el general sitiador para obtener una capitulación honrosa.  Al efecto se nombró comisionados a D. Agustín de Torrella, capitán del Regimiento de la Coronella, para que, a la mañana siguiente, fuesen al campo a tratar de las bases de la sumisión.  Al rayar el alba de dia 20, unos 300 granaderos mandados por el mayor general D. Luis de Aponte, llegaban hasta la puerta llamada de Mallorca y dieron en ella algunos golpes; asomóse el gobernador a la muralla y preguntó que motivo había impulsado al general D'Asfeld para hacer aquella demostración, teniendo el seguro de la palabra, empeñado de sulir aquella misma mañana sus enviados a fin de tratar con S.E. de la capitulación, a lo que se le contestó que lo acordado era que, al amanecer, debian estar en el campo los comisionados, y que siendo ya las 6 de la mañana, no se estaba en lo articulado, por lo cual se le intimaba que abriese la puerta y entregase la plaza sin más dilación, porque hacer otra cosa era irritar la paciencia del general.  Replicó el gobernador que su ánimo era capitular, pero que si insistia en no querer dar tiempo para tratar con su general, no le faltaban pólvora y balas para buen reparto y valor para perder la vida, antes que cometer la infamia de entregar la plaza sin acuerdo o capitulación alguna.  Convencido Aponte por este razonamiento dio orden a las tropas de apartarse 100 pasos de la puerta, y salieron los dos sujetos elegidos para conferenciar con D'Asfeld, los cuales, escoltados por un capitán de granaderos y el teniente coronel de Milán, fueron al campamento y puesto a presencia del general, se arrodilló Ferrer a sus pies implorando misericordia, quedandose Torrella a alguna distancia sin acercarse.  Contestó D'Asfeld a la humillación de Ferrer ásperamente y negando todos los capítulos acordados por los vecinos de Alcudia en el consejo celebrado la noche anterior.  Concedió únicamente vidas, honras y haciendas a todos, libre pasaporte para salir de los dominios del Rey y licencia a los mallorquines para restituiser a sus casas después de vencida Palma.  Mandó a Ferrer que se quedase en retenes y a Torrella que llevase la respuesta al gobernador de la plaza, siendo admitidas aquellas condiciones por todos los oficiales de la guarnición, y no dejando entrar a Torrella hasta el momento de la entrega.  En el acto se retiraron los guardias de sus puestos y, abiertas las puertas, tuvo lugar la sumisión, entrando las tropas de Felipe V, y cantandose la misma mañana un solemne Te Deum en la iglesia parroquial.

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